¿Qué es el amor?
¿Qué es el amor? Parte I.
Últimamente estamos algo más retóricas que de costumbre. En el estudio pasamos muchas horas juntas y nuestros temas de conversación son de lo más variopinto. Podemos estar contándonos lo que nos hemos comprado en las rebajas, nuestras ideas o nuevos proyectos para este año, y acabar el día haciéndonos preguntas tan abstractas como: ¿qué es para ti el amor? Wow! (Sí, a veces nos ponemos intensas).
Y es que nuestro trabajo está tan íntimamente unido al amor que hace que nos cuestionemos muchas veces T O D O.
¡AVISO! Este post es una recopilación de reflexiones en las que no llego a ningún punto esclarecedor en concreto pero, digo mucho en general jajaja.
¿QUÉ ES EL AMOR…?
No voy a definir esta palabra (todavía). Cuando sienta que pueda con ella, os lo haré saber. 🙂 (Por cierto, soy Cristina).
Pero, hay algo que sí creo que tengo claro: las formas de sentir el amor. (Siempre desde mi punto de vista, entendedlo como una reflexión personal que comparto con vosotros, que no soy experta ni mucho menos).
Voy…
Hay 3 formas de sentir el amor:
1. El amor propio.
Creo que es el amor que todos debemos tenernos. Quererse es fundamental y, la seguridad que te da estar a gusto contigo mismo, con tus actos, tus valores, con lo que hagas en tu vida en general… esa seguridad y bienestar se proyecta.
Se proyecta y la gente que está a tu alrededor lo percibe. No hay que olvidarse jamás de uno mismo, no hay que dejarse de lado. Hay que ser fiel y escuchar a tu ‘yo’ más interior y mimarlo. (Todos tenemos un ‘Pepito Grillo’ que, por más que queramos silenciarlo, nos indica qué está bien y qué no. Hacedle caso).
Ese amor propio es en parte el que te define, el que te diferencia de los demás y el que atrae y engancha. ¡Por eso es tan importante! (Ojo, es frágil y hay que trabajarlo pero, no dejéis que nadie, jamás, os lo ‘tumbe’).
2. El amor que sentimos que recibimos.
Uff… por dónde empiezo.
Estoy escribiendo y todavía no soy plenamente consciente del jardín en el que me acabo de meter yo solita. Voy a intentar salir…
Cuando amas a alguien y es recíproco, esperas ser correspondido de la misma forma o con la misma intensidad con la que tú lo vives. Esto último de la intensidad es complicado de medir. Y es ahí hacia donde voy.
Hay muchos tipos de amor: el de los padres por sus hijos, el amor entre hermanos, el amor de amigos, el amor hacia tu mascota… Es obvio que la intensidad en todos ellos varía.
En el amor en pareja pasa algo parecido. ¿Cómo se mide el amor que sentimos que recibimos? Siempre se dice que hay uno que da más que el otro. ¿Qué pasa si no recibes lo suficiente?
De nuevo aparece nuestro ‘Pepito Grillo’. Todos sabemos qué necesitamos y en los niveles de amor en los que nos movemos jejeje. Así que si sientes que no recibes lo que realmente crees que mereces… ¿seguirías poniendo todo de ti sabiendo que no vas a recibir lo mismo?
3. El amor que somos capaces de dar.
Y unimos la última pregunta de arriba con este último punto: el amor que uno da (¿sin esperar nada a cambio? ejem ejem).
No os voy a mentir… (a estas alturas de mis reflexiones profundas ya no cuento mentiras jajajaj). Yo alguna vez me he dejado querer y ya.
¿Y qué ha pasado? Pues, nada bueno. De hecho no te sientes bien (‘Pepito’ reaparece y te culpa). Para recibir tienes que dar -o al revés, no sé muy bien qué va primero. Esto funciona así y si no… es que no tiene gracia ninguna.
Si no das, no te arriesgas. Y si no arriesgas, no sientes. Y si no sientes… pues, ¡no mola nada!
Así que, aún poniéndote en riesgo (todos sabemos que ‘quien no arriesga, no gana’) hay que darlo todo para pasárselo bien en el amor.
Y en el amor, nunca se está a salvo. Pero, esto ya es otro tema…
Voy a dejarlo aquí. Me he venido muy arriba y creo que ya he reflexionado bastante jajaja. Se aceptan opiniones, la mía es una de tantas.
Hasta aquí nuestro primer post del año.
‘Intensito’, vaya.
¡Un Meraki-Beso!
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