La invitación de boda de Cristina & Álvaro lo decía bien claro, para poder asistir a su boda había que cumplir dos requisitos: ir vestidos de blanco y llevar puesta la mejor de las sonrisas. ¡Así que allá que fuimos!
Es curioso porque a veces nos dejamos guiar por la primera impresión de una persona y después nos damos cuenta de que estábamos realmente equivocados. Eso fue lo que le pasó a Cristina cuando conoció a Álvaro, al principio no le cayó muy bien. Sin embargo a Álvaro le sucedió todo lo contrario, se enamoró de su risa, sus ojos, su expresión… A los dos les pilló por sorpresa, ambos estaban en un buen momento y ninguno pensaba que una noche de reunión de amigos encontrarían a esa persona con la que querrían pasar el resto de su vida.